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miércoles, 9 de marzo de 2011

¡País!




Harto de sufrir los agravios de tanto mandatario incompetente, me desmarco de cualquier condición política, sea de derechas, izquierdas o más abajo, pero eso no me exime de poder expresar lo que pienso, aún con el resquemor de ser vapuleado por algunos adalides de la democracia. Hacer uso de la libertad de expresión no sirve absolutamente para nada, pues cualquier análisis cae en saco roto, cuando no eres agredido por algún extremista agresivo, se entiende cuando va con los colegas para hacerse el machote.
Se confirman mis sospechas que este gobierno nos toma una vez más por gilipollas, miente más que piensa, eso sí, con talante del bueno. No contentos con sugerirnos los conejos que tenemos que comer en nochebuena, beber, fumar o regalar bombillitas varias, ahora parece que van de buenos samaritanos y miran por nuestra posibilidad de ahorro energético al volante, o eso dicen, imponiendo la ridícula velocidad de 110 km/h. Este recorte de derechos sólo responde a un maquiavélico fin: recaudar e intentar salvar las arcas de la hecatombe, tras un despilfarro continuo, absurdo, regalando dinero a espuertas, gastando en varios asuntos sin importancia, metiendo la mano al cajón enfundada en guante blanco, mientras tú te partes el lomo y encima agradecido de no pertenecer a esos cinco millones de parados, y subiendo.
Insisto en mi condición apolítica, por si no ha quedado clara, que para mi este apestoso bipartidismo acabó hace tiempo y con ello me siento liberado, con mi mente dispuesta a pensar en cosas mejores y más productivas.

Jamás podré fiarme de un desconocido megalómano y pseudo defensor de la clase obrera, pero eso sí, con traje de Versace, sueldo astronómico y levantando el puño, como un obrero más, ja ja ja ... votado por inercia popular, por herencia diría yo, no por convinción, en inmensidad de casos.

En fin. Como decía aquel...   ¡País!

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