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viernes, 18 de marzo de 2011

Él... es mucho

Él me obsequió con la vida, la libertad y la confianza, este viejo amigo desde que mis ojos vieron la luz. Esta entrada no la hago con ánimo de engrandecerle, porque ya él solito es grande hasta decir basta. Él es un tipo cojonudo y encima... es mi padre.


Soy consciente que no te agradan los elogios, porque la humildad es una de tus muchas virtudes, pero agradezco a la naturaleza que me eligiera para ser tu hijo (tu hijitooo..., con rin tin tín, como decían mis queridas hermanas, ja ja ja ja...); porque contigo aprendí tantas cosas, que necesitaría siete vidas para expresarlo por escrito. Me enseñaste el valor de la disciplina, y bien lo demostraste en la empresa a la cual serviste fiel durante cuarenta largos años, con intrínseca dedicación profesional y certero saber hacer.
Siempre has sabido mantenerlo todo: tu labor profesional,  tu extensa familia, a todos tus innumerables amigos. Amigos mil siempre has tenido, porque sólo un buen hombre puede mantener a todas sus amistades durante tantos y tantos años. Hasta amigos de tu infancia aún conservas, porque eres un caballero que siempre has dado cariño y alegría por donde te dejabas caer. Has dejado huella en cada persona que se cruzó en tu camino, porque la amabilidad, hilaridad, educación y respeto eran y son tu bandera, los adalides de tu arrolladora personalidad.


En mis duros momentos siempre has estado ahí, con la ecuanimidad que dan los años, brillante en tus consejos, como brillante eres tú, porque siempre me has iluminado con tu experiencia y sabiduría, cuando más lo necesitaba.
Has sabido siempre mantener la lucha en los peores momentos de la familia, como el militar artillero que fuiste en Ceuta, irradiando paz hacia los que estaban alrededor sufriendo, y eso es algo muy digno de ti , que sólo alguien grande puede acometer con éxito.
Has sido respetado por todos, y he sido elogiado en infinidad de ocasiones por tener un padre como tú, y no es de extrañar, con esas ingeniosas intervenciones y ocurrencias que tan naturalmente expresas, por ser tan abierto de mente, por ser tan comprensivo y libertario, tan divertido como siempre, con tu humor innato e inteligente, sin mencionar tu refinada educación y cívica, tan necesaria hoy.

y ya no sigo, porque estoy haciendo trabajar mucho a mis dedos de tanto escribir, y sabes que en eso de trabajar, no he salido a ti... pero te quiero igualmente; no te enfades, que hoy es tu día, aunque para mi el día del padre es todo el año, y lo será siempre...

aunque el destino apague tu risa y cierre tus ojos.

Cuidate mucho, viejo, que queremos tenerte muchos años, porque eres la alegría de todos los que te rodean, y tú lo sabes, ¡mamón!, je je je, que el día del padre se te queda pequeño, porque tú, caballero Don Paco... ¡mucho padre eres!


 

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