Desgraciadamente, esta tropelía nauseabunda, reflejada en la fotografía, es fruto envenenado de un sector de la sociedad. Mentes enfermas, que no viven en paz, y descargan toda su escoria en el más débil, como de costumbre, haciendo gala de una repugnante cobardía y desequilibrio psíquico que escapa a la razón. A uno se le ponen como escarpias cuando detecta hasta qué punto es capaz la mente humana de sembrar dolor gratuitamente, como en la triste y dura imagen que presento en el encabezamiento. Ya está bien de tanto maltrato animal, mientras los que mandan y legislan miran para otro lado (con la ley hemos topao...), catalogando estos tétricos actos casi como de "chiquilladas", imponiendo ridículas sanciones que son un insulto para los defensores de la paz y la vida. Casi tan culpable es el que ejecuta estas atrocidades, como el que las consiente y no las condena, ¿no creen, señores legisladores? ¿qué pena impondrían, a este par de descerebrados, si el perro ahorcado tan rastrera y alegremente... fuese suyo?
En casos como el de estas bestias cobardes (¡qué incongruencia: bestias, pero cobardes...!), la ley del talión podría funcionar perfectamente. Ya lo creo que sí.
¿Y tú lo crees?
La imagen no se aprecia apenas, pero es mejor no la veas bien, porque sacarás lo peor de ti...
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