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viernes, 18 de noviembre de 2011

que el último apague la luz




Busco en el dial alguna noticia que alimente el optimismo, pero no hay manera, siempre me sale la "balada triste de trompeta", además un tanto desafinada, y no en boca de Raphael. Dicen que el buen afinador que la afine buen afinador será, aunque ya no sepa si va a ser verdad, pues ya son muchos años aguantando a tanto entrante monclovita, geyperman de la política venido a bella durmiente. Y lo de "bella"...  es un decir.


Mucho discurso barato y pocas nueces, muy pocas; a tan sólo dos o tres tocas, que hay poco trabajo y bocas no pocas. Hay que ser optimistas, lo intento, que yo cada día tiro y tiro de las cuerdas que liberan optimismos mentales, aunque tales cuerdas estén venidas a menos o más desgastadas. Mucha felicidad ya va echando el cerrojo al igual que el cinturón, más estrecho y maltrecho; cinturón perdiendo trabillas al pantalón.

Andamos un poco hartos y ya salen muchos que atan con cuerda el hueso del cocido para chuparlo, o dí que nos queda crisis que chupar, nos quedaremos en los huesos, no habrá cuerdas para todos y ya no iremos cocidos ni los sábados por la noche, aunque creo que cocido toca el domingo al mediodía, que la suegra lo prepara muy bien  -gratis-  con sopa y allegados  -también gratis-, y sólamente en ese momento me convierto en un hombre a una cuchara pegado. Mi suegra no lo hace en vitrocerámica, pues el precio de la luz ya se ha hecho enemigo de la cartera; cartera con su apretada agenda bien repleta de quedadas y citas a escondidas con mucho chupóptero y otras malas compañías... eléctricas.


La factura de la luz sólo admite un riñón, y para calefacción les vale con los dos...   ¡ahí, con dos riñones! que me estoy planteando calentar los pies con velas...  aunque calentar las velas no calientan una mierda, y es que estamos a dos velas y encima estas son negras, que me las pone la directora del banco; esa que se está marcando un vudú con mi San Pancracio...  que menuda hija de bruja está hecha y menudo nombre tiene el gachó...


Desgraciado el contador de la luz, y desesperanzados cinco millones de contadores que cuentan ya demasiados lunes al sol, con el grillete de la cartilla del paro en una mano y pidiendo a gritos con boca que no se equivoca, pidiendo que pare su tren en el andén del trabajo, que su único pecado es el de ser gobernados por doctorados en estulticia, con máster en avaricia y algún cursillo que otro de "consiga en un mes ser más ladrón que ayer"...


pero menos que mañana...  un mañana para pedir limosna, llanto en pañuelo...
y yo digo que hay más paro que ayer, pero menos que mañana y así me consuelo...


vaya yernos se echa el monarca, ya carca, en nochebuena siempre dando la lata...
harto yo de tanto chorizo, tanto chupón, y tanto gobernante dando por el cacas...


y digo que quito, que pongo, que pongo que quito, aquí mucho poner y poco trabajo
menudos políticos, menuda estafa, quería decirles a ustedes ¡se me vayan al carajo!

habrás deducido que sí, que soy un perfecto idiota compulsivo, o eso dices...
pero me salva la razón que al menos... yo no voy por ahí cargándome paises...


Y yo mismo me pego la etiqueta de idiota compulsivo, con perdón de los mismos, que en el reparto de cerebros fui un momento a echar un cigarro y al volver ya no quedaban sanos...  hoy tampoco queda ni para tabaco, porque al precio que se ha puesto... para comprar un paquete toca pedir un préstamo, aunque los bancos ya no den ni para estancos, a pesar de llevar fumados ya unos cuantos.


A estos políticos tan truculentos, decir que no me cuenten cuentos, y menos inciertos, que a otro perro con ese hueso, porque lo que es este perro... prefiere el pienso, luego existo para ser exprimido como una media naranja, que la otra media es el amor de mi vida, que ella no me las da con queso y con ella no pincho en hueso, con ella pincho en cosas que comienzan en besos...


La inteligencia política sólo se le parece al caviar en el precio, se vende cara...  como cara está la gasolina  -nos birlan por la cara- que yo he decidido coger el coche sólamente cuando el trayecto sea cuesta abajo.
Comer y beber ya es un lujo, pues sin comerlo y sin beberlo hemos topado -disfrutemos lo votado- con las "maravillosas" gestiones de tanto topo, tanto paleolítico hecho político del "tengo un perrito piloto". Ojalá pudiera hacer yo tantas huelgas como los pilotos, y mandar a freir espárragos a algún gobernante que otro; esos que cada cuatro años nos venden la misma moto que se sacan del escroto.

No nos vemos por los bares, sino por las urnas, aunque en los bares se hable mucho de ustedes. Supongo que les deben pitar bastante los oidos... pero mejor no vayan al otorrino, que eso no hay ni otorrino, ni hijo de vecino que lo pueda arreglar. Dicen que tampoco va a haber otorrino que pudiera curar a Es-ñapa ante la falta de olfato de tanto pazguato, gobernante equilibrista de la cuerda floja, que ya cae en la cuenta de ser un perfecto... iba a decir idiota, pero es una rima floja; floja... como la cuerda de tanto equilibrista que nos desequilibra y ahoga.


Tengo dos noticias, una buena y una mala. La buena es que en algún año próximo al siguiente siglo veremos luz al final del túnel. La mala noticia es que quizás nunca la veremos, porque se ha puesto tan cara la luz que a este paso no la va a poder pagar ni Dios...




Carlos Gómez

viernes, 4 de noviembre de 2011

me crecen los enanos



Tuve una infancia bastante movida, mi particular movida de los 80´s en sesión infantiloide, donde el aburrimiento era un tipo al que no tenía el gusto de conocer, ni falta que me hacía. Si llego a saber lo que vendría después, posiblemente me habría quedado a vivir allí, sin cambiar descojone, petardos y circos con enanos por hipotecas, decepciones y otras mierdas. Entonces comíamos toneladas de dulces y no nos subía el azúcar. Ahora ya se dispara hasta cuando sube el euríbor y recibes la visita inesperada de tus suegros. Mientras algún genio no invente la máquina del tiempo, viajar en la madurez es lo que toca, y mucho me temo que ya no descambian el billete. Demasiado real es esta película de suspense, como para creer, a mis taitantos, en maquinitas del tiempo...

Y sino que le pregunten al niño que llevábamos por dentro y fuera; aquel que tantos años nos acompañó y el viento no se lo llevó, sí el tiempo, condenando hoy a ese niño en nuestra mente al ostracismo más absoluto. Hoy he rescatado de mi memoria a aquel viejo niño que llevo escondido en lo más profundo de mi azotea. Supongo que se escondió para no saber nada de historias macabras de adultos. Ya se anda bastante ocupado e inmerso en sus antiguos mundos del cromo de Maradona.

Hoy tiro por la calle de enmedio y recuerdo a mi pandilla de entonces, que entonces nos gustaba hacer el gilipollas por las calles de enmedio y aledañas, pasándonos por la piedra las "recomendaciones" (llámalo hostias) de los mayores. Muchos cruces de cara y pocos de palabra recibí en respuesta a mis diabluras a padres, profesores, algún vecino mezquino y parroquianos varios, que un poco tonto me quedé, y por ese motivo escribo, para desahogar mi tontuna hecha secuela. En mi caso, hubo tiempos en los que la vida se movía cuesta abajo, sin tanta pendiente como toca subir hoy.

Y para más inri, mi locomotora ya va siendo de carbón...

Aquel mocoso de rizos -o yo- fabricaba curiosos artilugios con la peña del barrio, echándole un par al tirarse por las calles cuesta abajo de gratis, con un trozo de tabla, sueño de bricomaníacos, y acoplada a unos rodamientos de automoción que desaparecían "misteriosamente" de una fábrica sita en la villa que me vio crecer, o llamémosle Getafe. El cachibache ideado por el espabilado del barrio y complejo de Einstein (un genio y figura que hoy está liado con la invención de máquinas del tiempo)  tan sólo sufría un agravio para nada importante: resaltar que los frenos eran las manos, el ABS los dientes y ahí va ese al hospital. Llegabas a casa con las ropas hechas una porquería y los guantazos de los padres hacían el resto; así ibas bien calentito a la cama y no te hacían falta ni mantas ni nada. El manido "¡a la cama sin cenar!", para mi ya era como un mantra que rebotaba insistente en mi cabeza de chorlito mientras mi estómago se hallaba más vacío que el cerebro de un político. Eran otros tiempos donde había jarabe de palo, y no era el grupo musical ese el cual prefiero mil palos en las costillas antes que soportar lo del beso de la flaca.

Nos colgábamos de la vida alegre como si de una ristra de chorizos se tratase, que mi panda  (yo no) un poco chorizos sí eran, cuando curiosamente siempre "ganaban" jugando a los cromos con los críos del otro barrio, pero no el otro barrio del más allá, sino en un barrio más allá del mío. Lo que sí yo mataba por el cromo de un tal Maradona. Hoy, Maradona ya de por sí está hecho un cromo...

Fíjate que aún conservo alguna moneda de aquella época, moneda con el gepeto impreso del tío Paco Franco, moneda testigo ineludible de nuestros escarceos con las gominolas, bambas de nata, máquinas de marcianitos y algún cigarrillo suelto que el kiosquero Enrique nos vendía sin remordimientos. Los adultos nos increpaban por fumar tan precoces: ¡Te vas a mear en la camaaa!, nos decían. La verdad es que jamás nos meábamos en el catre y, sin embargo, hoy de adultos nos cagamos en los políticos... y sin necesidad de fumar ni nada.

Rebuscando en el top manta de dentro mi cabeza, elijo un recuerdo de aquella época, y no pongo en entredicho lo dicho: éramos brutos, ¡pero brutos de cojones!. Un claro ejemplo... aquel oscuro juego, "churro media manga manga entera", en el que bien te daban una somanta entera, manta de hostias hasta en el interior de los huesos; a eso lo llamábamos jugar y divertirse. Luego llegabas a casa llorando de la somanta palos que habían regalado a ti y a tu esqueleto de goma, y en casa, ya sin mucho ánimo de jugar, tus padres querían seguir jugando, pero con la zapatilla en la mano otra vez y recordándote esta vez lo que valía un peine; circunstancia que te hizo aprender los precios de todo el muestrario.

Es fácil suponer que los críos de entonces teníamos siete vidas. Pienso, luego existo con ya sólo media, que me dejé las seis y pico restantes en una época en la que teníamos más peligro que un pavo en nochebuena; época que el tiempo hoy nos robó a punta de recuerdos, impune el tiempo ladrón, porque así dicta su impunidad una ley: la ley de la vida misma. Es cruda su ley.

He de suponer que si no las diñamos en nuestras peligrosas andanzas con la infancia, ya no morimos ni de coña; o quizás sí, porque al final con tanta crisis y tanto rollo... no me extrañaría ni un pelo de tonto que nos pudiera dar un patatús de un momento a otro. No me importaría jugar hoy al "churro media manga" con Zapatero, poniéndole de burro en el juego del "churro" o ponerle a caer de un burro, para que se fuera enterando de lo que vale el muestrario de peines.

Y de lo que vale un café...




Carlos Gómez

lunes, 3 de octubre de 2011

como Pedro por su causa


Pedro solía verte dos veces a la vez, y no sólo por ser amigo de un tal Don Simón.
Pedro alias "el tuerto", era un convidado del dios Baco, un joven con cara de adulto y descarado desmadre. Pedro fue un pistolero sin pistolas, que mataba el tiempo tirando su futuro como el que tira de la cadena y cae por el retrete. Vivía a sota-caballo-rey entre ese retrete, un sofá rojo skay, y un receptor de televisión en blanco y negro, colores como mandaban los cánones, o primeros años ochenta cercanos ya a la Prehistoria. El otro ojo que le quedaba dióptrico perdido, se lo echaba siempre a su vecina Sara, pero ésta se lo tiraba a la cara, como jugando un partido de tenis entre los dos; así dicho a ojo de buen cubero. En el partido, Pedro tragaba mucho barro, o dicho más claro: Sara pasaba de él como de comer mierda.

Y es que Pedro tenía las esperanzas justas para pasar el día...

Era un Pedro y figura.

Y es que Pedro, de belleza irresoluta o tirando a Carracuca, nunca tocó el cielo. Lo único que tocaba eran los cojones a los polis, alguna litrona y los botones de su amiga la tele, aquella en blanco, como su desviada esclerótica y negro, como su desviado futuro. Y se pudo saber que los botones de esa tele, eran los únicos botones que desabrochaba. Al parecer, chicas candidatas al desabrocho botonero vivían sólo en la imaginación de tan curioso personaje nacido en Getafe.

Sus bolsillos no eran capaces de albergar siquiera una simple moneda, circunstancia que aprovechó para poner la neurona a trabajar, como Pedro por su causa y, llegó a la conclusión de dar un palo, y no al agua, sino a un bar cualquiera.
Tras deliberar con sus fantasías, encendiendo su inexistente bombilla y su existente canuto de marihuana, se armó de valor y una noche sin carnavales, se puso el disfraz del Pepe Gotera del latrocinio, con el patrocinio de su inherente torpeza, o sin saber hacer la "o" con SU canuto. No estudió en su vida, ni falta que le hizo, pero en este caso hizo un esfuerzo y, de repente, casi todo estaba ya estudiado para él: hacer trizas el cristal, entrar con sigilo y servirse, como el que va a un Mercadona cualquiera pero sin pasar por caja. Casi todo estaba estudiado al detalle, salvo en un pequeño punto a considerar, o buscar un bar que se dejase robar.

Lo de caminar no le iba, aunque siempre anduvo perdido, y como andar nunca fue lo suyo...

¿Qué mejor que dar un palo nocturno al bar de al lado de casa?

A Pedro le llegó la hora acordada en un vis a vis con su inoperancia. Sincronizó su reloj con el de un Otilio ficticio, se lio la manta a la cabeza y tapó su cara con lo primero que encontró o bien las bragas de su hermana Aurelia ¡eso es casi incesto!, y se dispuso a dar por el saco, ¡habemus atraco!, armado con otro saco, que sacó, vaya usted a saber de donde coño lo sacó. Las bragas de la Aurelia, sí se saben de donde coño venían y también un pedrolo que encontró en un parque del pueblo de al lado.

Vamos, arsenal envidia de la OTAN...

Pedro, tras hacer de celestina entre la piedra y el cristal del bar de la esquina, hizo que éstos se besasen con una pasión rompedora, sin cortarse ni un pelo, aunque al acceder al bar sí se cortó un dedo con el cristal desvirgado por Pedro y su pedrolo. Tan sólo hizo falta un minuto, el onomatopeya "¡crash!" y rebotó con sus huesos en el interior de Casa Maroto, como Pedro por su casa (la de Maroto, éste sin moto) y las bragas de la Aurelia por cabeza, dando Pedro de comer al saco: cuatro jamones, algunos tercios de cerveza, unos cartones de tabaco y algunos Cantimpalos, también choriceados.

La investigación policial sugiere que tan sólo hizo falta seguir un reguero de sangre de dedo, que no apuntaba a cualquier pajillera con menstruación, sino a alguien con un dedo de frente, dedo vendado. Un sanguíneo río de plaquetas, vicios y algún que otro glóbulo rojo, pero río, que nacía en la puerta de Casa Maroto, bar de los cristales rotos, hasta la misma puerta de la casa de Pedro, a tan sólo diez metros, donde el río rojo encontró su desembocadura.

Una orden judicial. Esa fue la llave que abrió las puertas de Pedro por su casa a unos simpáticos agentes, que dada la facilidad en esclarecer el caso, digamos que no dejaron al inspector Colombo a la altura del betún, ni mucho menos. Pedro les recibió con Los Chichos sonando de fondo, mano vendada, alegando que se cortó con un cuchillo jamonero destripando el jamón que, según él, recibió de premio en la tómbola. Hizo un triste conato de invitarles a jamón alegando esta vez, infeliz él, que era su cumpleaños feliz. Su DNI decía que nació otro día, alegando Pedro que se trataba de un craso error administrativo, pero no coló. Tengo que decir que los agentes no aceptaron la invitación, agradeciendo a Pedro el detalle, alegando que ya habían merendado y que no se preocupase, que en el penal de Carabanchel también le iban a dar de merendar muy bien, aunque jamón no creían pero tomates sí,  porque menudos tomates se montaban por allí de vez en cuando...

Pedro anda últimamente más perdido que de costumbre, que ya es mucho decir, y tiene otra aventura preparada. Anda buscando un saco, alguna piedra y rebuscando en el cajón del armario de su hermana Aurelia.
Busca también candidatos que colaboren, imprescindible coche, mononeurona y buena presencia, para dar el atraco que le ponga de golpe y porrazo en las Seychelles. Nada más y nada menos que en el Banco de España quiere hacer la pifia.... y por lo visto, ya lo tiene todo estudiado...

¿Algún voluntario?


(Continuará)



Carlos Gómez

viernes, 23 de septiembre de 2011

la vida es sueño... o pesadilla



Una mañana, la diosa fortuna besó a Juan. En verdad, no le dio el beso que esperaba...

El sueño:
En la primera cita, le pegó tal beso en los morros... que fue capaz de convertir una simple moneda en una abultada cuenta bancaria. Consiguió un alto puesto en el "tanto tienes tanto vales", y la lotería que a mi no me toca también hizo lo suyo, pero con Juan. Se acostó con la diosa esa, sin pijama, sin condones, pero con un boleto de Primitiva, que al día siguiente resultó ser un certero pasaporte a la abundancia absoluta; lo que yo te diga. La banda sonora de su vida ya no sonaría a sinfonías en las que algún acreedor mosqueado era el director de orquesta.

Juan fue un hombre feliz y además bien hallado en el bulevar de la riqueza, que un día halló escondida tras los caprichos del azar, siendo el azar confidente fiel de la diosa fortuna, la besucona adúltera de Juan.
Era un nuevo rico feliz, o más bien era un rara avis para los amigos. La vida le mostró entonces su mejor cara. Además, era la media naranja de la otra media, pues su atractiva mujer cosió sus sentimientos a los de él, con efecto retorno, siempre cómplices de su particular bolero. Fruto de ese regocijo amoril, y con prisa por salir, de cabeza nació Andrés. Fue precisamente esa cabeza, la que convirtió la vida de ensueño de Juan, en...

La pesadilla:
La vida de Juan era envidiable, digamos de oro, hasta que ese oro se quedó sin kilates en el momento justo que recibió una llamada telefónica. Fue algo terrible que le puso contra las cuerdas, porque precisamente fue una cuerda la que abrazó con envenenada pasión el cuello de Andrés, que utilizó para apagar definitivamente las luces que a veces iluminaban su cordura, pero otras veces le llevaban de la mano a los oscuros sótanos de la esquizofrenia. Esas malditas voces en la cabeza del primogénito Andrés no ayudaron, no; sino todo lo contrario. Las voces que recomendaban el abismo en la cabeza de Andrés, cuando contaba primaveras treinta y tres, se llevaron el gato al agua. El gato agotó su séptima vida esta vez, a tan sólo tres palmos del suelo, a varios del techo y tocando ya la eterna calma que su mente le negó en vida. Las voces callaron.

A Juan ahora le tocó la lotería de la debacle. La diosa fortuna, esta vez le arreó, además con expresa lujuria, el beso de Judas. La partida de la vida hoy le pinta en bastos. Algún día tocó el cielo con sus manos, pero entre tanto sueño hecho real... el diablo andaba escondido, con el maléfico fin de empujar, esperando que ese día pasase Juan. Un empujón a traición de Satán y cayó a un sitio en el que si ayer tragaba banquetes repletos... hoy traga banquetes repletos de barro y sin ya cucharas de oro, sin ya babero que pudiera amortiguar tanta mierda hecha vida.

Padre carcomido por las fauces de una incompasiva depresión, camuflada en el fondo de un cartón de vino y además peleón, comenzó a quitar apuntalamientos en su vida y por ende, ésta se fue desmoronando como se desmoronó la sonrisa de Monalisa que antaño en su cara dibujó. Ya tenía bastante con luchar por digerir la indigesta pérdida de su malogrado hijo, víctima éste de una jauría en su mente quebrada y al fin en silencio. Pasto de las pulgas por ser perro flaco, Andrés, sin ser aún perro viejo.

Trece años después, trece, de jugar al escondite con la oscura depresión, Juan, tras una lucha encarnizada contra los demonios de su mente y de momento perdiendo a los puntos, hace hoy de su techo el cielo estrellado, firma contratos con la ruina e incluso baila tangos tristes, aunque sea con la más fea y hace de su libertad una bandera, a media asta, sí, porque no se puede ser más libre que un vagabundo, no, aunque en este caso...  Juan "el vagabundo" no bebe los vientos de la libertad, sino vive en la peor cárcel que podría algún día imaginar:

la cárcel de su actual desequilibrio psíquico.

Mucha suerte te deseo, Juan.


Carlos Gómez

domingo, 4 de septiembre de 2011

alguien voló sobre otro nido



Y no fue el del cuco.

Getafe (Madrid), años 70/80. Niño prodigio y rebelde, eso hubo dios que lo vio, no hay dios que lo pueda negar, pero sí dios que lo de rebelde supo arreglar. Actos delictivos propios de adultos en la mente de tan sólo un niño que cambió juegos de bolos por balas, mocos y cromos por calabozos y robos, no pocos.

Volcán en erupción de desviado talento, que dadas sus particulares circunstancias de entonces, su inocencia infantil amputó, y apuntó prematura y directamente hacia los submundos oscuros de la delincuencia juvenil. Desgastó la joven suela de sus zapatos más de lo recomendado, de tanto bailar con lobos de gran envergadura, lobos de gran mordedura, y en consecuencia traspasó la sutil barrera que separa la cálida escuela de los gélidos reformatorios para menores, en los que un día destapó los visillos de las ventanas, advirtiendo un nuevo mundo de colores más claros, al fin alejándole de las tinieblas que nublaron aquel alma de niño. Y de qué manera...

Fuiste Juan Carlos Delgado, "El Pera".

Harto de tanto boxeo con la justicia, guantazos de ida y vuelta cual David y Goliat, que ocuparon algunas noticias sección sucesos, un buen día acumulaste los mismos guantazos y se los devolviste a los demonios que usurparon cuerpo y mente de aquel niño de inusual currículo, alejándoles cierto es, de tu incierto diario, pasando páginas color sepia, nada recomendables, en un claro ejemplo de superación personal, dando la vuelta a la situación en la que tu satisfacción por conducir era la desdicha de otro. Diste esquinazo a tus actos delictivos y por el camino te encontraste con otros más constructivos, por el bien de todos y de ti mismo. Hoy bien mereces el respeto de una sociedad antaño bastante enfadada contigo.

Fotos en blanco y negro y aguas pasadas, turbias, que movieron tu incipiente molino entonces tan joven y declarado en ruinas, que con tesón y firmeza supiste rehabilitar con el beneplácito de la coherencia y un trabajo de ingeniería conductual que rebasa la excelencia, amigo Juan Carlos.

Tras varios años moviendo ficha en tu tablero, jugaste con fuego, y la providencia que apagó ese fuego tiene nombre y apellidos para ti: Alberto Muñiz. Él fue el trampolín en medio del abismo que pacientemente y varios saltos más tarde te colocó, gracias al esfuerzo y colaboración de ambos, en el camino correcto, canalizando así tus vientos de prodigio hacia una vida firme, dentro de la legalidad y mucho más, porque un día pintaste tu oscura pared de color esperanza, con tu talento y bien lo aplicaste, haciendo de ti un tipo diferente, popular, digno, próspero y respetado en la sociedad actual.

Aquella que ayer pidió tu cabeza y hoy te pide autógrafos.

Y yo, Perita, tanto me alegro.


Carlos Gómez














lunes, 18 de julio de 2011

la mejor tecla

                                              


Tras demasiadas jornadas de maratón y nómina, pulsar esta tecla sería lo más parecido a estar en los mundos de Yupi, donde y por una vez al año, nos sentimos el puto Yupi, que no sé quien es ese carcamal, pero me da a mi que no vive tan mal. Momento va siendo de usurparle la identidad al subsodicho, al menos temporalmente y si por fin nos lo permite la esquiva providencia.

Mundillos vacacionales, que asoman ocasionales y caros se venden como el oro, porque el tiempo va a ser verdad que es oro, pero de veinticuatro kilates cuando estamos de vacaciones. Eres dueño de tu tiempo por unos días que exhalan felices, y ya no pones a caer de un burro al jodido despertador, entre otras cosas porque va a estar una temporadita mudo, sin ya ponerte esas mañaneras zancadillas cerebrales que te viene regalando durante bastantes meses largos y pesados, como vigas de hormigón que te golpean el cráneo y te recuerdan, que va siendo hora de hacer una parada técnica en el currele ese, aquel de "ni contigo ni sin ti".

Un alto en el camino, donde el cielo se ve más azul que nunca, y el cagaprisas del reloj se convierte, por arte de magia, en un estorbo inútil que corre ahora loco a la velocidad del trueno.
Condenados a vivir envueltos en gases de escape, hormigón, prisas, comida rápida y estrés asesinos. Eso, querido/a amigo/a, tarde o temprano pasa factura, por lo que ya van tocando unas vacaciones para trabajos de remodelación en el sistema nervioso central, aire fresco en el apolillado cerebro que ya va pidiendo tiempo muerto en este ring, o escenario de combate entre tú y la supervivencia del día a la noche. Apolillado cerebro, sí, de tanto tiempo sin una bocanada de brisa agradable que le hiciese respirar correctamente.

La "menuda vidorra" que hemos creado, el tener que ceñirnos a un horario inflexible para comer, dormir e incluso dar matarile a la pareja, no dejan de ser un estilo de vida harto artificioso, siendo el hombre  -tan inteligente él-  el único ser vivo del planeta que forja los macizos barrotes su propia celda, y en el momento que nace, ya firma su sentencia a cadena perpetua, aún siendo supuestamente libre. Paradojas de la vida.

En mis vacaciones se come cuando hay necesidad de comer, ni antes ni después. Mismo proceder aplico al sueño, en el que Morfeo no es tan meticuloso, está más guasón y hasta cae bastante mejor. Hago, a la misma velocidad que deshago, actividades que de otra forma sería inviable, dado los intempestivos horarios a los que estoy sometido. Supongo que te sientes retratado/a, aunque comente en primera persona, y es que en el fondo va a ser que no somos tan diferentes.

Lo peor de todo es que, me río yo del guepardo en lo que a velocidad se refiere. La duración de esta bendita tregua... eso sí que es velocidad y lo demás tonterías a bajo coste. Así que, teniendo esto presente, vive cada minuto de tus vacaciones como si fuesen las últimas y disfruta de esta libertad temporal e impuesta, que a bien seguro mereces.

En septiembre, con la piel bronceada de tanto guantazo solar, contantes y sonantes cuentos que contentos contar, y bastantes más agujeros de los que pudieran caber en los bolsillos, nos veremos por aquí, no sin antes agradecerte la atención prestada.

Sé feliz, vive, siente, cabréate poco... y disfruta sin molestar.


Carlos Gómez

jueves, 14 de julio de 2011

padre, es pronto para ser nunca





Pasa la vida. Parece que va con exceso de velocidad, sin frenos, y sin importarle lo más mínimo cualquier restricción. Tiene prisa, porque no es posible que ayer estuviese jugando en el parque con la única vestimenta de unos pañales...  y hoy sigo jugando, pero al escondite con los avatares de la vida y también juego a las peleas, antes con los amiguitos a golpes fingidos, ahora juego a peleas, sí, pero con la puta hipoteca, control de triglicéridos, de tensión arterial y otras cosas menos amables que en mi mente no tenían cabida hasta la fecha.

A la realidad de la madurez, como esas arrugas que ayer no vivían en la frente o que la pizza ya le hace daño a un nuevo metabolismo perezoso... a todo eso y mucho más hay que sumarle otro encontronazo, de los tantos que van cayendo tras cada cumpleaños. Y este encontronazo indeseable, vendría a ser (como en el juego de Mus) un órdago a la grande con cuatro reyes y siendo mano:

la errátil salud de los padres

Desde nuestra más tierna infancia, vemos a nuestros padres seres inmortales, casi indestructibles, un tanto dioses, creando en nuestra mente venidera una imagen de ellos, que ni siquiera nos planteamos el hecho que algún día de viento huracanado, apagará de cuajo la vela de sus vidas. Esta fatídica circunstancia, también se incluye en un capítulo harto macabro del guión que define nuestra efímera existencia. Es uno de los párrafos que jamás de los jamases querríamos leer en nuestra biografía, pero que el día menos pensado también leeremos sí o sí, con los ojos humedecidos, el corazón agarrotado y un silencioso crujido en el alma que algún destrozo hará por dentro, sin piedad alguna.

Vamos siendo testigos de los estragos del tiempo, de tanta vuelta insistente de las manillas del reloj, y de como se va desmoronando nuestra juvenil apariencia, con razón de más la de nuestros queridos padres ya mayores, viajeros con pensión completa hacia la ancianidad, desmoldando así nuestros esquemas de indestructibilidad que sólo ellos tenían, o eso creíamos a pies juntillas cuando éramos tan bajitos, tan inocentes y sin una simple arruga en nuestro traje de piel.
Ese hombre, esa mujer, malabaristas en darte lo mejor de lo máximo, desgastaron la pila en criarte y darte un amor ciego e inenarrable, pero hay que ser realistas y entender que en su irrevocable ocaso, la naturaleza tan sólo hace su trabajo. Y es muy eficaz la jodida. Tanto, que nunca falla.

Ellos nos cuidaban con tesón y cariño, sin condiciones que pudieran avistar algún tipo de interés, con una fuerza sobrehumana de la que tan sólo podrían ser dueños una madre o un padre. Hoy se va acercando la hora de devolverles esa pelota  que un día nos prestaron, y cuidarles con firmeza en la ineludible cuenta atrás de su viejo cronómetro. Atenderles como se merecen en su declive vital, con el corazón en una mano y la incertidumbre en la otra; porque es cierto que la vida es dura, la vida va en serio, y cuando tienes a un padre, ayer indestructible y hoy ya demasiado vulnerable, la crudeza de este baile se multiplica por cientos.

Imposible para un hijo con el padre en la cuerda floja, volver a sonreir con la misma intensidad que ayer. Pero la vida es así, con sus alegrías, sus putadas y putadones, y a razón de ver yo ahora la vida un poco más gris y más bestia, he de ser rescatado con urgencia por los duendecillos de la resignación y mitigar, en lo posible, el dolor contenido en el baúl que alberga mis sentimientos hacia ese progenitor con el que fui obsequiado. Ese gran padre, que sin ni siquiera buscarle, siempre estuvo a mi lado desde bebé, hace algo más de cuarenta años, sin otra motivación que el amor infinito e incondicional que siempre me profesó, con exquisita determinación.

Dedicar este homenaje a aquellos hijos que sufrieron la enfermedad de sus padres, y aguantaron estoicos aquellas tempestades que hicieron tambalear la incierta salud de lo que más querían. La salud -por ende la vida- de esos viejos amigos y consejeros que nos hicieron el mejor regalo posible:  nacer




  






Carlos Gómez

lunes, 4 de julio de 2011

el último viaje

                          
                         ni con alas escaparás a su timbrazo en tu puerta




Ya puedes esconderte en los confines del universo, que este árbitro te vigila incansable, esperando tengas el mínimo descuido para sacarte la tarjeta roja que hará abandones el terreno de juego, aunque queden  algunos que no se han enterado, y piensan que jamás se irán al banquillo, eternamente. Todos tenemos alguna tarjeta amarilla, que algunas putadas ya hemos hecho en este partido que es la vida en directo. Y quien esté libre y apocado, que tire la primera piedra.

La mala noticia es que el pase a la vida caducará en cualquier instante, y más pronto de lo que nos gustaría, así que lo mejor va a ser complicarse lo menos posible, buscar atajos y disfrutar más.
Cuando conduces tu coche a un destino, procuras ir por el camino más corto, más fácil y más rápido, cual Tom -Tom que funcione. No das rodeos innecesarios que te compliquen, aún más, lo complicado. Verdad es que mejor viajar en Ferrari con la piel bronceada y cubierta de Armani, eso lo sabe hasta un paleto como yo, pero...

a veces se deja a un lado lo verdaderamente válido, lo esencial -como el amor de los hijos que no tengo aún- en un absurdo afán de coleccionar materia y enterrarse en panteones de oro, que eso viste bien y engorda el ego (subterráneo) que no veas...

Este bicharraco al que llaman muerte me hace recapacitar en lo mal que monté este chiringuito al que llaman vida, habiéndola entramado tanto, como muchas veces la entramé innecesariamente, por aquellos laberintos de muchas entradas, pero de casi ninguna salida. Jamás tuve que comprar pase alguno a aquellos laberintos, y resulta que no compraba un pase, no...  ¡compraba bonos enteros!, como el impoluto soplapollas que fui, y que hoy sigo siéndolo, pero con matices ya no tan perfectos, a mis ya mismo...  treinta y once tacos.

En algunas ocasiones, frente a mi se ha parado a saludar con la guadaña, el hijo de puta al cual dedico hoy mi vómito literario, mientras yo tan pequeño, giraba mi cabeza en ademán de sueco, o haciéndomelo, a la vez que media vuelta y mis pies ponían tierra de por medio, que aún me quedan muchas heridas por curar, perdones que ofrecer, cosas por escribir, muchos abrazos por dar, pequeñas ilusiones por cumplir, y sería un desperdicio llevarlas ya conmigo al más allá que "pacá", donde no hay tabaco que fumar, playas que explorar, ni cobertura de onda. Y vivir allí, me da en la nariz que va a ser una putísima mierda. Demasiada paz para mi...

Ahora mismo soy inmortal, en los segundos siguientes quizás no lo sea, así que voy a disfrutar de ese cielo embadurnado de azul, de aquel árbol tan generoso que me regala su sombra, con una cerveza fría en la mano y las ganas de vivir recorriendo libre los entresijos de mi mente.

La Moraleja del asunto no es un barrio de ricos al norte de Madrid, no. La Moraleja es esto:

Disfruta ahora de lo que tienes acceso inmediato. Saboréalo sin titubear. Sé feliz con lo mucho y poco que tengas, y desde tu consciencia que nada es para siempre, procura valorar los paisajes de tu caminar en la vida, por efímeros que sean, hasta que el siniestro caballero venga en tu busca, que ni con lanzallamas podrás escapar a su indeseable visita. De nada servirán sinceras súplicas que pudieran ablandar su empatía de roca. Este tipo intratable, en cualquier momento cortará el suministro que revive tu orquesta, apagará tus luces y bajará el telón, pero sin aplausos y con llantos directamente proporcionales a lo buena gente que hayas sido. Te envolverá en sus brazos y te dará una vuelta infinita por la nada, en un viaje sin retorno posible. Un viaje de una paz irrevocable. Tu último viaje.

Avisado/a quedas.


Carlos Gómez

lunes, 27 de junio de 2011

el espejo


                               A veces tiramos fuerte la piedra... al débil




Ella no salía en spots publicitarios de evidente cinismo, ni en series de televisión de gente adornada más por fuera que por dentro, ni en la portada de ninguna revista del corazón. Ella al nacer, tampoco figuró en el reparto de una tal Afrodita, que se dice diosa del amor y la belleza, pero que para ser una diosa... es un rato injusta y una eternidad hija de puta, con perdón.
Ella tampoco entraba en los planes del guaperas de la clase...  ni en los planes de nadie. Sufrió la burla y el desprecio desde niña. Parece ser que su envoltorio físico no era del agrado colectivo. No encajaba en los cánones de belleza de este mundo del espectáculo, y no menciono a la farándula. El mundo que hemos construido, ya es de por sí un tremendo espectáculo farandulero...

Pidió a ese mundo (mundo con "in" delante) menos de lo que mereció, y a la postre, recibió más desprecios de los que pudo soportar. Su corazón era tan inmenso, que no cabía en su desierto vacío de atenciones; y así decidió una fría noche marchar sola.

Marchó en silencio y no avisó...

Mayca:  tu vida comenzaba a despegar, y ya vivías reclusa de ti misma en la calle de la amargura; calle poco recomendable, llenita de baches y socavones. En todo momento, te hallabas a la espera de aquel sol, tu sol, que últimamente se olvidó de salir a verte. Parecía como si el astro rey, para ti mendigo y en un ataque de amnesia aguda, olvidara asomar rayo de luz alguno por la empañada -de lágrimas- ventana de tu oscura habitación.
Eras tan simpática, como profunda conocedora de tu fisionomía, he de decir poco agraciada, y esa circunstancia te hacía morir varias veces al día, en forma de complejos forjados a fuego en tu mente por aquellos insultos infames que recibías -cual puñaladas traperas- brotando de bocas con la compasión extraviada y mentes carcomidas por la serpiente de la demencia.
Sabías tú, que la semilla del mal germinó alimentada por esos complejos tuyos, fantasmas de tu mente, que a veces sí y otras también, te tenían secuestrada con pérfidas cadenas, bastante pesadas.

Tras unos cuantos pasos de página en el calendario, algo quebró la tensa cuerda que daba cordura a tu psique y decidiste cambiar tu desdicha por otra, de nombre heroina y apellido muerte, añadiendo así más peso a tu ingrato infortunio. Harta ya de mirarte al espejo y no fuera devuelto lo que tu mirada ansiaba ver, decidiste que fuese tu última vena la que abrazase a aquella aguja diabólica, y poner punto y final a la imagen reflejada en tu peor enemigo, según tus palabras... ¡aquel maldito espejo!

Mayca: tu peor enemigo no fue el espejo, no; sino la burla, desdén e incomprensión de una sociedad vacía de la que formo parte, y que aprueba y sobrevalora tanto la belleza externa. Ese fue, en verdad, tu enemigo de sangre, ese que te empujó al desastre cuando caminabas en la cuerda floja, con tan mala suerte de caer en el olvido, como así fue, tan lamentable.Ya puedes tener la mente embadurnada de mierda, que si cumples con los cánones de belleza establecidos, el "mindundi del mambo" se convierte en rey, su alteza... el rey del mambo. ¿Triste?, lo es, y además, es lo que hubo, hay y habrá siempre.

Al son de aquella canción triste -a la cual no supiste dar esquinazo- banda sonora grabada en lo más recóndito de tu pensamiento, y... decides poner fin a tu inclemente barbarie interna. Pones tus alas a volar más allá del viento, a un lugar seguro sin ya cuervos que te saquen los ojos y te recuerden, incesantes de mal, la magnitud de tus viejas heridas, incrustadas en tu alma cansada, hoy ya consagrada al descanso eterno que tanto clamabas.


Mayca, hoy mi canto va por ti.

DEP


Carlos Gómez

lunes, 20 de junio de 2011

"¿a que os damos miedo?"




Pensaba yo, cuando no tengo moscas que matar, que mi humilde conocimiento estaba al tanto del tétrico catálogo de malas acciones que hacen caer muy bajo al ser humano. Pero, y a la espera de lo que me queda por ver, la evidencia me sugiere que estaba equivocado.

Lícito y sano es manifestar el malestar social que estamos viviendo últimamente. Todos vamos en el mismo barco y hemos de esquivar a ese iceberg político que amenaza con hundirnos a pasos agigantados. Ante esta debacle política, con sus desacertadas dotes de mando, hay de todo como en botica: reacciones civilizadas de un pueblo cansado de tanto soplapollas, y otras que no rozan, no, sino sobrepasan una incoherencia, tan rastrera y cobarde, que escapa a la razón de cualquier persona equilibrada y merecedora de ese calificativo.

La luz verde del respeto se me enciende ante los "indignados" civilizados; aquellos acampados que reivindican sus derechos y aguantan estoicos estos carros y carretas cargados de incertidumbre, hacia un futuro que se promete harto prometedor... pero de bolsillo vacío, cielo por techo y patada en el culo.

Ahora, doblemente indignado ando yo, al tratar de entender, sin éxito, el deleznable episodio que aconteció hace unos días, por un grupúsculo  -repito: grupúsculo-  de acampados, que apoyo en el fondo, pero no en la forma, que bien se salió del molde. Acontecimiento tan ruin, que haría estremecer al mismísimo Allan Poe en un ataque de inspiración.

¿A alguien se le ocurriría agredir a un invidente (me importa un huevo si es político o el vecino del tercero) e intentar arrebatarle, por violencia que no quede, al pobre perro lazarillo de sus manos; refinado animal ajeno a las miserias humanas?

Parece que también hay individuos capaces de eso. Con este acto condenable por derecho, se confirman mis sospechas, una vez más, de la calidad humana que pulula por doquier. Gentes que se aferran a cualquier excusa, para dar rienda suelta a sus diarreas mentales, aprovechando una leyes ciegas, que dan tanta risa... como indignación in crescendo, baja por mi escalera:

1ª - la estupidez plena
2ª - es penita de la buena
3ª - además da vergüenza ajena
4ª - ver tantita impunidad obscena
5ª - lucecillas, tufos y tintes de verbena
6ª - esto es un circo para el nene y la nena
7ª - pues es bastante complicado chupar trena
8ª - manguis, chonis, kíes... estáis de enhorabuena
9ª - yo lo flipo en colores, así como suena... la novena.


"¿A que os damos miedo?":  


se mofaba la choni de irrefutable chulería
¡quién lo diría! sino es en compañía
arropada por tropecientos rambos de pastel
haciendo gala, como no, de su propia estupidez

generación ni-ni venida a menos que a más
la cultura del esfuerzo hace tiempo quedó atrás
por mucho que recemos esto no hay dios que lo arregle
mientras otros, a chupar pesebre... y a reir tan alegres.


Que me perdonen los poetas, al igual que la justicia perdonará a estos pobres descerebrados.             


Carlos Gómez

lunes, 13 de junio de 2011

perdón... ¿qué le debo?


                  "Ningún atentado a mis dominios quedará impune"
           


Y así lo asegura esta inquebrantable dama de hierro. Nada de lo que ella pone en tus manos, o tú no le ofreces, sale gratis. En mi caso, ella me investiga sigilosamente, alegando razones pendientes de pago a sus arcas, y no de Noé precisamente. Me tiene en el punto de mira, y eso, de entrada, ya acojona un poco. Esta dama no se casa con nadie, aunque a mi esta circunstancia me toca el centro del pantalón -con perdón-  porque casado estoy y polígamo no soy, o al menos aún no me he enterado.

Y no hablo de Hacienda, la del ánimo de lucro, sino de otro tipo de Hacienda...

La naturaleza cobra. De hecho, me intenta colar, como el que no quiere la cosa, el peaje de la no-paternidad, cansada ya de esperarme. Cansada ya, que me salga cruz en vez de esa cara...  nueva.
En ocasiones, se me hincha la vena y le monto una que te cagas -yo siempre la he cagado- . Saco mi voz, la más bestia que encuentre, y le doy la brasa con la retahíla mía de ayer, de hoy y de siempre:

"Espere un poco, que Roma no se hizo en una hora (de hecho aún no está acabada), que no encuentro aún conciliarme del todo con las ganas de ser padre". Ella me responde inalterable, altiva y chula que espabile, porque de las cuatro razones por las que me invitó a su reino, tan sólo he cumplido una y media: nacer y crecer.

Tras la breve discusión cotidiana, y en un intento de hacer las paces, ya con mis humos bajados ante su indiscutible poder, le susurro que tengo el cheque en blanco, a falta de la firma también de su futura mamá, para la tercera.

Me mira de arriba a abajo y calla...

Aunque en parte tiene motivos para callar, porque lo de crecer me lo hizo a medio gas, salvo en mi extremo norte vertical, que de eso voy sobrado. Sigo aún enfadado con ella por la putada, con metro setenta de razones para ello y al nacer me hizo llorar, con los ojos ya descosidos y lluviosos de lágrimas, no sé si por la emoción de ver la luz o porque en el fondo quería volver al limbo, viendo el desolador panorama de esta vida artificiosa. Hizo falta sentir el amor de mis padres, para darme cuenta que sólo, por esa razón, merecía la pena venir a este mundo inmundo, iracundo, errabundo, furibundo, tremebundo... y chungo.

En el requisito tres, o de reproducirse, me he hecho el remolón, tirado en el trono de la incertidumbre, y eso a la madre naturaleza no le está gustando un pelo. Sus visitas son bastante frecuentes últimamente, cual mafioso acreedor, recordándome con estrangulamientos y fuertes patadas a mis endorfinas, que tenemos un tema pendiente a resolver. Así que me chantajea e informa que, o rescato pronto a ese cabezón del limbo infantil, o nos veremos las caras más adelante para rendir cuentas ante su viejo, adusto y cascarrabias tribunal.

El enano llorón ahí sigue, sin chupete que llevarse a la boca y esperando, impaciente, los resultados de mis pares o nones a la paternidad. Esperando impaciente también, venir al rincón de la piruleta que la vida debería ser, pero no lo es por cierto, aunque este renacuajo inquieto pida a gritos asomar las ventanas de sus ojos por estos lares de fantasía, deseando jugar este poderoso enanito, con el destino de su madre, con el mío, con sus juguetes, con los juguetes del hijo del vecino y con sus ilusiones aún sin desquebrajar por las hostias de la vida que inexorables llegarán, como llegarán también a todo hijo de vecino. También a ese, el de los juguetes.

Inocente yo, y con ánimo de caerle bien, visto mi boca con sonrisa de medio lado y le pregunto sutilmente: "¿cuánto me va a costar la demora a su normativa? "
Ella, en un alarde de no querer faltar a la verdad, me responde con ceño fruncido y la lengua afilada:

"asistirás a la pubertad de tu hijo con psoriasis en tu memoria, artrosis en el alma, la razón caducada y garrota en mano".


PD: y es que ella no entiende de situaciones económicas, ambientales y otros pretextos, que nos puedan disuadir de contribuir al mantenimiento de la especie. Ella quiere que asistamos ipso facto a nuestra perpetuidad, a pesar de nuestra rebeldía, alejándonos, cada vez más, de sus firmes dictados. Precisamente el homo sapiens sapiens es su peor enemigo, su verdadero, único e implacable depredador. Aunque me da en la nariz que ella aún no se ha enterado y de ahí, pueda venir tanta insistencia...

Carlos Gómez

lunes, 6 de junio de 2011

la vida en seis minutos


                         
                                Lo que hagas hoy te situará en el mañana



Minuto 1.
La vida... ese lugar al cual accedes sin pedir permiso, llorando, vestido de piel desnuda y con cara de pocos amigos. A pesar de ello, ya de entrada te esperan besos, regalos, abrazos y un buen recibimiento. Hasta ahí todo parece tan idílico, que hasta dan ganas de quedarse, en este guateque en el que a veces la música que tocan no es de nuestro agrado. Cuando somos niños, vivir es tan sencillo que hasta un enano de cinco años sabría hacerlo. Todo lo que te rodea es un gran juguete llamándote a voces en su busca, para que lo pases como lo que eres. Caes en gracia y hagas lo que hagas arrancará la risa y el cachondeo de los más vividos.

Minuto 2.
A golpes de reloj, accedes en un pestañeo a la etapa de adolescente, en la que la vida comienza a cortar ese chollo color de rosa con tufo a Dodotis y empieza a complicar lo básico. ¡No te quedan anzuelos que tragar...!
Pasas de ser niño a lucir niñato, con esqueleto nuevo y dado de sí. Con la voz y el rostro de otro. Tu sistema endocrino es como un partido de fútbol confinado al desmadre, en el que el árbitro está en las nubes y no se entera de la misa la mitad. Ahí vas perdiendo gracia y ganando broncas. Ahí comienza el show no televisado de la vida auténtica. Comienza, en verdad, el puntiagudo peregrinaje hacia la puerta de salida que hallarás algunos años más tarde.

Minuto 3.
De adolescencia, acné y tras unos breves cantos de gallo, pasamos ya a la fase de juventud, donde vivimos la suerte-desgracia de tener que trabajar, si has decidido tragar, sí o sí, con las condiciones ilegales de la empresa de cualquier triunfador. Ahí hipotecas tu vida por ese sueldo, más de menos que de más, tan escurridizo y microscópico, que con mucha suerte cubrirá la alimentación, el techo y el aire que respiras, contaminado, por cierto. La salud, por regla general, en esta etapa aún está que trepa por las paredes. Esta lagartija interna se ve boyante, pero es cuestión de contar algunas primaveras más para tornarse rebelde y frágil, y sino, dale tiempo al tiempo.

Minuto 4.
Tras haber barajado tus cartas y quedarte con las que posiblemente te hagan ganar algún órdago, comienza la madurez en tu persona, y es ahí donde te vas enterando del guion recorrido.
Unos cuantos hematomas espirituales y de repente te haces sabio, triponcete y amigo del médico de cabecera, que últimamente tus visitas al consultorio son cada vez más frecuentes, y eso desmoraliza bastante...
Llegados a esta fase, siempre, siempre apostamos por el caballo ganador, pero la mayoría de las veces se queda cojo a mitad de carrera, truncando ilusiones y evaporando esperanzas. Nadie dijo que venir a esta casa -con jardín pintado de frutos maduros- fuese una bicoca.

Minuto 5.
Abres los ojos una mañana y ya estás jubilado. ¡Qué bien!. Al fin bebes los vientos de la libertad y puedes disfrutar realmente de tu tiempo. Ya eres libre como un taxi en crisis...  pero hay peros que esperan: otra vez y pisando fuerte, el badulake de tu salud no te lo pondrá fácil y te obsequiará, por lo bien que lo hiciste, con colesteroles, hipertensiones, artrosis y falta de aliento, que se acoplan estos cabrones como una lapa a la losa de la vejez, que ávida va en tu busca. A partir de ya, comienza el pistoletazo de salida que causará, sin remordimientos, antipáticos estragos en tu parcela fisico-mental... ¡y de qué manera, amigo/a mío/a!

Minuto 6.
Si tienes mucha suerte y has salvado con éxito los innumerables peligros que asomaban amenazantes a tu paso, por derecho entras a formar parte de lo que podríamos llamar... la decrepitud: etapa final poco habitable, sin violines ni loterías ya que tocar. Llegados a este punto, ya lo tienes claro clarito y se confirman tus sospechas de siempre: el final se acerca vertiginosamente, lo quieras o sí. Ya puedes caerle de puta pena al portero del más allá, que estás en lista y te permitirá la entrada al tugurio hasta con calcetines blancos.


Continuará... o quizás ya no.


Carlos Gómez

lunes, 30 de mayo de 2011

billete de ida y vuelta





Próxima estación: Boulevar del Pasado. Correspondencia con... líneas 70 y 80.

Viernes tarde:

¡Ring ring!. Suena la campanilla que anuncia tu libertad, simultáneamente con el "¡niños, hasta el lunes!" que nace en la campanilla del viejo profesor.
El tic tac de tu corazón apuesta por la ilusión de ser niño, y curioso, pero siempre gana. Te esperan impacientes el bocadillo de cariño embadurnado de Nocilla y también un tal Espinete, que celebra tu llegada a aquel barrio, con sésamo o sin él, para ofrecerte una sesión de fantasía en consonancia con la inocencia que ahora habita en ti.
Las eternas vacaciones de verano están a la vuelta de la esquina, casi ensambladas con las de Navidad y ello no supone problema alguno. La explosión de ese petardo que enciendes con ahinco, firmemente expresa tu inocente alegría, mientras los amargados mayores te reprenden cada dos por tres... seis veces mínimo.
Dicen esos quejicas con patas de gallo, que el turrón no lo prueban porque suma azúcar y les resta el bolsillo. Hay que reconocer que los adultos están un poco locos, siempre pensando en trabajar, hablando de cosas raras como triglicéridos y no sé qué de política, mientras tú, conversas animadamente sobre hadas, duendes, y superhéroes, con el fornido y sin gimnasio Geyperman, o la buena de Nancy. La inmisericorde cartilla Rubio puede esperar, tras estas largas vacaciones.
Algo llamado "hipoteca" te suena a tardes de Monopoly, aunque a tus padres les suene a otra cosa. Mal asunto ha de ser en su mundo raro, porque tras su mención, un extraño rictus se instala en esos rostros envejecidos, que tú jamás tendrás...

Hoy es domingo. ¡Bien!. Tira al Parque de Atracciones, que los papis están generosos, y eso sin darse un golpe en la cabeza; aunque siguen sosos de cojones, porque no se montan en nada, tan aburridos ellos. Hoy estás en ese templo de tus sueños. Papá y mamá son los dioses, que mágicamente convierten tus rabietas en pases de tiovivo, limón granizado y sabrosos helados cargados de chocolate.

Un manto estrellado recubre ya el cielo, con la luna por bandera y aquel primer cometa que vieran tus ojos, pintando el firmamento de castillos imaginarios. Tu libro gordo favorito, Petete, hace una vez más aparición estelar, recordándote que ya es hora de acoplarse en los cálidos brazos de Morfeo, porque hoy eres un niño.

Se va haciendo tarde y regresamos a la estación, que hoy el tren al futuro viene con retraso, pero viene y no te escapas ni con el disfraz alado que viste de luz tu imaginación.

¡Próxima estación: Pº del Presente. Final de trayecto!

Ya de vuelta al hoy, miras a tu alrededor, confuso como pez en tu pecera, y te formulas la preguntita obligada: ¿Dónde se esconde aquél pintor, que pintaba el paisaje de mis sueños en vivos colores?
¿Dónde se marchó, aquél duendecillo que arrancaba mi sonrisa por cosas tan banales? porque hoy parecen simples tonterías, incapaces de mover un milímetro las comisuras de mis labios cansados.

Viendo el actual panorama y con el traje de la resignación, voy a merendar esa infumable avena que aseguran baja el colesterol, mientras apago como un autómata el televisor, sin llegar nunca a saber cual es el friki mediático que presume de hacer más el ridículo...


Carlos Gaona.

lunes, 23 de mayo de 2011

¿a qué huele la tristeza?



Quiero rendir tributo a un tipo que vive contigo, que te acompaña cada día a tomar ese aromático café, no importa si es en la intimidad de tu casa o en la cafetería de la esquina; él siempre te acompaña, y eso te gusta. Te enseña a sentir de verdad lo que es el mar, y te hace gozar de la tierra tocada por la lluvia. Es un caprichoso gourmet. Tú disfrutas de este singular personaje, pero yo ya no. Es alguien que no ves a simple vista, que te invita, de vez en cuando, a rebuscar en el baúl de los recuerdos. Este infatigable centinela, lo mismo te brinda el placer, aunque a veces también te sume en lo nauseabundo. ¡Cómo es él!. Te reconforta, te hace la vida más intensa; te hace la vida más vida.

¿Pero qué cojones le he hecho yo a este tío?. Me abandonó sin apenas darme cuenta, desde un enérgico ejercicio de insurreción para conmigo.
Cada nuevo amanecer, con la fría serenata del despertador, se distanciaba un poco más; hasta que un turbio día se esfumó sin avisar, como se esfumaron mis esperanzas de recuperarle, tras largos años infructuosos esperando su regreso. Con su partida hacia no sé donde, saltaron muchos de mis recuerdos por la ventana (él siempre te hace recordar cosas), a la vez que un raro vacío accedía por la puertas de mi pituitaria, con ánimo de quedarse para siempre. Cuando quise percatarme, mutiló sin miramientos las algarabías odoríficas de mi prominente nariz.

Olfato, divino y denostado sentido:
Los colores invisibles e impregnados de aromas de mi juventud, salieron en estampida ante un amargo toque de queda, en un viaje sin retorno hacia un mundo exento de sensaciones, en forma de fragancias que vuelan, ya para mi, en la nave del olvido. Pero me acostumbré a vivir en su ausencia, no sin antes darme una vuelta por los reinos de la tristeza, mal sitio para visitar, por cierto.
Me tocó sufrir esta leve, pero molesta discapacidad, y lo asumo con resignación, como hay que asumir los agravios de los cuales la vida a veces nos obsequia, en forma de regalos envenenados, cartas desesperadas y hachazos al bienestar.

Anosmia: cuando el olfato enmudece:

lunes, 16 de mayo de 2011

vamos a contar mentiras, tralará

La única mentira que vas a leer aquí, es "prohivido" con V
                                                       


¡Un año más, ya están aquí, ya llegó el circo electoral, para deleite de niños y mayores!

Cochecitos con posters del aspirante a actor charlatán de turno, sospechosamente rejuvenecidos a niveles de colegiales, y estridentes altavoces excediendo decibelios,  para que la mentira y el descojone se oigan más alto de lo normal. Prohibido hacer ruidos, fijar carteles en tu fachada y tirar papeles al suelo, salvo en campaña, que ahí llenamos de mierda y ruidos las calles, para eso mandamos más de lo que debiéramos...

¡Y que viva la farándula!

Parece que estos políticos, casta venida de planetas lejanos, van preparando sus mejores galas para vestir de corbata a la vergüenza, si es que algún día fueron tocados por ella. Parece que ahora nos quieren mucho, cuando hasta hace bien poco nos tenían viviendo en la calle del olvido 13, y algunos volátiles cual gaviota, hasta aseguran centrarse en ti y en mi.... ja ja ja. ¡Qué curioso! cuando hasta hace poco parece que no existíamos, sólo para tributar y tragar con las migajas que nos van quedando. Visten sus caretos con la sonrisa del pelícano, prometiendo una vida mejor que ultimamente viaja en ascensor con los cables rotos, al menos para mi.

Iré a preguntar al maestro armero, a ver...

Motivos para creer, alegan otros, con piel de rosa marchita por el fertilizante de la falacia y la cara sin lavar. ¿Motivos para creer?. Su Señoría: ¿En qué se supone debemos creer?.
Con cinco millones de parados ya no me creo nada. Con los precios astronómicos de la luz, carburantes, tabacos, etc.. no me creo nada. Con un incremento de la criminalidad, venida de todos los rincones del planeta, agresiva e impía hasta límites insospechados... nada me creo. Con una merma en Educación y Sanidad, que eso parece la casa de Tócame Roque, nada me puedo creer.

Soy escéptico y desconozco el motivo, qué le vamos a hacer...

¿Brotes verdes? como no sean de cannabis o lechugas... o quizás hacen referencia al verde esperanza, que falta hace esperanzarnos, con estos seres de lengua viperina, ocupando los caros sillones oficiales hechos con la piel de un animal inocente, y ocupando además... aquel lugar en nuestra mente que rige la molesta inspección de bajos, o dicho de otra forma... que nos están tocando los cojones-ovarios (táchese lo que proceda) con tanta promesa inconclusa; tanta ilusión humo, tanto descaro impune.

Estos figurantes de poca monta, medio pelo y desvergüenza entera, tragaldabas de la sopa boba y proscritos de la honradez, nos toman por gilipollas perfectos (al menos a mi), y permítaseme la expresión, que ya sólo me quedan algunos euros en Casa Trichet y ser mal hablado, hasta que también lo prohiban bajo multa, que hace falta telita en la cajita que vieran sus manitas, envueltas en guante de inmaculado blanco satén.

¿Será posible todo este rollo o es fruto de mi paupérrima imaginación?

Señores actores del politiqueo de garrafón, juglares de la pantomima: vayan ustedes a tomar viento, mientras yo tomo cartas en el asunto y en vez de perder mi tiempo en votarles, me voy a engullir una cerveza; eso sí, sin alcohol, que ya a este paso, no me extrañaría que también lo prohibiesen...

PD: que voten los demás por mi; seguro lo harán mucho mejor que un inepto como yo, que para ser un inepto, tampoco hace falta ser político alguno.
Mis respetos para aquel político serio, si queda alguno, que ese miente algo menos...

miércoles, 20 de abril de 2011

malos tiempos para la lírica



Hoy, son malos tiempos para expresar el amor. Ya ni triunfan las canciones románticas, como hace unas décadas, quizás porque la sociedad ha cambiado, se ha hecho fría ante los gestos de ese buen sentimiento, llegando incluso a calificar como empalagosa cualquier frase o acto que sepa expresar la esencia del amor verdadero.

Malos tiempos para mostrarte como eres, aunque en el fondo de nuestro alma haya una buena persona, dispuesta a amar y ayudar al prójimo, pero que el vertiginoso ritmo de vida que llevamos, hace que esa buena voluntad se anule; en el fondo nos da miedo dar rienda suelta a los sentimientos, quizás en respuesta a los vapuleos que nos va dando la vida, en forma de desengaños u otros.

Hasta hace bien poco, un poeta era un artista respetado y admirado por la sociedad en general. Hoy, un poeta es considerado poco menos que un blandengue fantasioso y anacrónico. Un rara avis, o lo que viene a llamarse un "bicho raro". Malos tiempos para el poeta.

Al cine le ocurre lo mismo. Malos tiempos para asistir a una sesión de cine cuya trama sea amorosa, que hace si eres varón, tenerte en el punto de mira de bichos homófobos, jaja... alguno queda. Dicho lo anterior, se hace latente que el machismo sigue en boga, aunque habéis avanzado un montón vosotras, y yo como tantos hombres, nos alegramos por ello.

Malos tiempos para agradecer y disculparse, porque pensamos que denota debilidad; y nada más lejos de la realidad:  los grandes guerreros siempre han agradecido y se han disculpado ante los errores cometidos, y eso les hizo más grandes e indestructibles. La nobleza no está reñida con la fortaleza, y cualquier mente pensante lo entiende, sin ambages, porque es así.

De los malos tiempos para comprar vivienda o buscar trabajo, de eso hablamos otro día, que se me acabó el tiempo, el mal tiempo o los malos tiempos, para expresar mis sentimientos. Malos tiempos para mi lírica... Un saludo.


lunes, 18 de abril de 2011

lo que faltaba





El próximo Jueves Santo, se planeaba una manifestación en contra de símbologías propias de la religión católica. Por lo visto, no han recibido el aprobado por parte de la autoridad competente, y bien que me parece, porque ante todo, considero las procesiones de estas fechas como patrimonio cultural e histórico de nuestra patria.

Manifestarse en contra de la religion católica... ya lo que nos faltaba para la colección de estupideces, en una España hundida, fragmentada y con un oscuro porvenir, con un veinte por ciento de desempleo y subiendo, con una invasión de peligrosos criminales y mafiosos venidos de todos los rincones del planeta (que no se me malinterprete, que hoy se tergiversa todo), con un terrorismo acrecentado ante la asquerosa parsimonia de esta clase política, y la Ley Sharia ganando terreno...
Más nos valdría manifestarnos por cosas más importantes, pero no; ¿qué mejor que defenestrar a la religión católica, cuando no se tiene nada mejor que hacer?

Si es que... lo que no pase en esta Ejpaña y olé...

El burka es un símbolo religioso, pero queda indecorosa y políticamente incorrecta su prohibición en paises tradicionalmente católicos, no así el acoso y derribo al crucifijo, tan en boga en estos tiempos de incertidumbre. Lo afirmo porque ultimamente observo nerviosos a muchos ateos.

Señores ateos: ¡relájense y disfruten!

Soy ateo hasta la médula, no creo en dioses hasta que se me demuestre lo contrario. No me creo las historietas que me contaron de niño. No me las creí ni en aquella época: que si no sé quien abrio el mar, que si un tal Noe tenia un arca llena de especies, que si con cuatro tristes peces comieron no sé cuanta tropa...  ¡no me creo nada!, pero en ningún caso me molesta la presencia de un icono religioso tradicional; de hecho, admiro la riqueza patrimonial que albergan iglesias y catedrales, y valoro la acción social que ejerce, en organizaciones serias como Cáritas Internacionalis. Conozco a muchas personas afines a esas creencias y no pasa nada, no se comen a nadie, aún no compartiendo su ideología; pero lo que yo piense es lo de menos, y se reduce tal pensamiento a un concepto básico:

Respeto

A mi me parece que estamos sacando todo de quicio. Vemos como el pais hace aguas y tampoco pasa nada, ninguno movemos un dedo. Nos hemos aburguesado, acartonado mejor dicho, y eso los políticos lo saben, con las consecuencias que todos conocemos. Pero es mejor dar la matraca con temas banales, que no llevan a ninguna parte, manifestarnos por estupideces, y no por lo verdaderamente importante.

¿No creen en la religión? me parece perfecto; pero dejen en paz a quien tiene el derecho a creer. Sean tolerantes, que no se les llene la boca de esa palabra tan de moda; pero por favor... que no sea de boquilla. Gracias.


Carlos Gaona

lunes, 11 de abril de 2011

el declive



No hay motivos para engañarse. Si bien es cierto que envejecemos más tarde que nuestros antepasados, no quita peso para reconocer, que a partir de los cuarenta, empieza realmente el declive en la vida de un ser humano. Cierto es que avanza lentamente, pero hay que ser realistas: el reloj vuela y comenzamos a marchitarnos, como una planta a la que se le acaba el ciclo de flora. Hoy abro los ojos y veo que ya soy un hombre maduro, cuando me parece que el otro día era un chiquillo, con menos canas y más pelo.

Lo dice alguna fotografía, yo no...

Las arrugas avanzan a gran velocidad, como queriéndose apoderar del rostro, impacientes ellas, y demasiado hijas de puta para ser sólo arrugas.
Cuando eres joven piensas que siempre serás así, que envejecen los demás menos tú, jijijij
¡Menudo abrazafarolas estaba hecho yo!.

Supongo que la mente intenta ocultar lo que nos espera después, para no amargarnos mucho el crecimiento, porque tiene que ser deprimente, sobre todo para un joven, el saber que algún día, y con mucha suerte, tendrá aquel aspecto de irrevocable ancianidad. Vamos, que casi me deprimo hasta yo, que ya voy cuesta abajo y sin frenos, por el tobogán de la vida... bueno, no hay que exagerar, que aún me queda media pila y encima son alcalinas.

Pensándolo bien, lo mejor es vivir el momento e ir envejeciendo con dignidad, sin pensar demasiado en los problemas de la edad, porque realmente es un problema la degeneración mental y física a la que hemos de enfrentarnos, sin evasiva posible. Por todo ello, no viene mal empezar a cuidarnos un poco, ralentizando así los efectos devastadores de la edad, haciendo ejercicio moderado, alimentándonos correctamente y sobre todo, adoptar una actitud positiva ante la vida, que ya sabemos viene cargada de fatalidades, pero también de situaciones maravillosas, y en esas es donde hemos de poner nuestra atención. Las cosas malas pasarán, igual que pasa la vida, que te lleva inexorablemente al principio de tu fin. Y reitero lo del principio de tu fin, porque dicen las malas lenguas que hay vida después de la muerte, que te reencarnarás en príncipe o mendigo, y los más atrevidos afirman que hasta en una coliflor ¿Será cierto?. Yo querría reencarnarme en un Borbón para tener pasta sin dar palo al agua que sostiene algún yate, ¿Y tú?

En cualquier caso disfruta de esta vida, que es corta...  y a veces muy cabrona.




Carlos Gómez

jueves, 24 de marzo de 2011

Si Astrea levantase la cabeza...



Antes de poner los puntos sobre las íes en materia de justicia y hacer un análisis certero y sin paños calientes sobre la situación al respecto en España, quiero aprovechar para enviar un abrazo a todos los familiares de víctimas de asesinato. Somos muchos los que admiramos vuestra entrega en esclarecer los tristes hechos, por parte de asesinos enfermos, oscuros y cobardes; que muy enfermos no estarán cuando poseen la infame facultad de elegir meticulosamente a sus víctimas, indefensas en la inmensa mayoría de los casos, y todo ello con descarada alevosía, clara intención y suma frialdad.

Me viene a la cabeza el caso de un tipo al que hacen llamar "rafita", con diminutivo y todo, no sea que se le falte el respeto y se ofenda. Este ejemplar se encuentra entre nosotros, libre no como el viento, sino como el pajarraco que es. Está entre nuestros seres queridos, a pesar del cruento acto que carga sobre sus espaldas, y que no repetiré, pues es de dominio público la aberración que cometió este desalmado. Aún hoy sigue delinquiendo, riéndose impunemente del sistema judicial tan garantista, aprovechado por todos los criminales del planeta, que conocen muy bien el trato casi cordial que reciben aquí, por no hablar de las prisiones cinco estrellas, financiadas con el dinero de las víctimas, que de alguna forma somos todos, pero hay que ser muy buenos y tragar con todo... callando, que es gerundio.

El ser humano es el único animal que mata por placer, ¿verdad rafita?
Menos mal que sois una lúgubre y penosa minoría de malnacidos...  ra-fi-ta, o mejor Don Rafael, que está usted más protegido que la madre de la pobre criatura... ¡manda cojones cómo está el patio!

Parece ser que el asunto no tiene visos de cambio. España es el único pais del mundo en que el que la hace NO la paga, al menos proporcionalmente al mal creado; sino que se lo digan a otra perla, un tal "cuco", que ya está en la calle, posiblemente acechando a otra pobre víctima indefensa.

Se dice que en España delinquir sale gratis;  ¡a ver si va a ser verdad y yo aquí trabajando...!

Se han de endurecer las penas para delitos de sangre. Es una vieja reivindicación social, pero aquí se hace caso omiso a la voz del pueblo, como siempre. Parece ser que víctimas y estadísticas no son suficientes para poner orden en este festival del crimen. No es de recibo, en un pais supuestamente civilizado, el trajín de peligrosos delincuentes que habitan en nuestros pueblos y ciudades, tanto oriundos como extranjeros, sembrando el pánico, robando, violando, asesinando cruelmente y riéndose de la justicia, que entre otras cosas, es de traca tirando a cañonazo limpio.

Como decían los maestros Quintero, León y Quiroga...   "pena, penita, pena"

lunes, 21 de marzo de 2011

20-M en mi corazón


Diez años raudos han pasado. Mi intuición detectaba que había algo especial en su mirada de ojos grandes y deseosos de vivir. Pude detectar en ella su capacidad de poder amar sin condiciones, su infinita paciencia, su encantadora timidez y generosidad. Todo eso y muchísimo más, pude observar en ella...  y esta vez no me equivoqué.

Gloria:
En algo bueno la vida me tenía que compensar, y no es para menos, pues tú, mi otro yo, estás en mi mente en todo momento, cada día, llenando mi pensamiento de mensajes amables y sinceros.
No desfalleciste ni un solo instante en estos diez años. Tu comprensión y cariño vehemente, han forjado a fuego una huella imborrable en mi, cuando las fuerzas del desamor querían visitarme, para quedarse.
Hoy sigues aquí, intuyo para siempre, como un arco iris perpetuo; naciente tras la lluvia que mojaba el cristal opaco de mi vida.
Eres necesario aliento en todos mis proyectos; también marinera que naufraga, a veces, en mi ancho mar de sencilla excentricidad. Siempre estás cuando intuyes debacle anímica en mi, sin desfallecer, atenta.

Eres centinela de mis ilusiones frustradas, e ilusiones por descubrir. Eres mi compañera de alma, agua en el desierto que a veces recorrer toca.
Agradecerte, una vez más, el bien que me haces, la paz que aportas a mi existencia y como no, estos diez años que has estado ahí, acompañándome en mis viajes hacia todos y ningún sitio, testigo imprescindible de mis pasiones, de mis luces y maltrechas sombras. Son los primeros diez años a tu lado, aunque eso para nosotros no es nada, pues la eternidad nos aguarda silenciosa y pacientemente...

¿Qué se siente, Glori, al sentirse tan amada? no me respondas. Sé la respuesta, pues tú me lo haces saber cada día, justo cuando abro mis ojos para recibir el nuevo amanecer, y me rescatas de la soledad, naciendo de tus labios un beso nuevo.

Apartas, con determinación guerrera, viejas espinas incrustadas, perennes en mi corazón, con invulnerable tesón, y me dejas vía libre para sentir el amor sólo contigo, como jamás lo sentí con nadie.
Vistes mi vida de colores vivos, desterrando por siempre el blanco y negro que observaban mis ojos y solazando, como sabes tú, mi existencia, poniendo punto y final contigo a mis continuos devaneos.

Me importa quién eres, de dónde vienes o hacia dónde vas. Los papeles que reflejan nuestra unión civil me importan poco, al igual que las alianzas hechas de un trozo de chatarra bastante cara, por cierto. Mi amor por ti está por encima de jueces, papelajos y alianzas. Mi amor por ti es lo más grande, aunque ya lo sabes desde hace una década, y lo seguirás sabiendo en décadas futuras; de eso no te quepa la menor duda.

Mientras, envejecemos juntos, con la ilusión del primer día.
Mientras, navegamos en el mismo barco.
Mientras, te voy felicitando el 10º aniversario juntos, con la magia del primero de ellos.

Quiérete mucho, al menos la mitad de lo que te quiero yo a ti.


                                       
                                            
                                           

viernes, 18 de marzo de 2011

Él... es mucho

Él me obsequió con la vida, la libertad y la confianza, este viejo amigo desde que mis ojos vieron la luz. Esta entrada no la hago con ánimo de engrandecerle, porque ya él solito es grande hasta decir basta. Él es un tipo cojonudo y encima... es mi padre.


Soy consciente que no te agradan los elogios, porque la humildad es una de tus muchas virtudes, pero agradezco a la naturaleza que me eligiera para ser tu hijo (tu hijitooo..., con rin tin tín, como decían mis queridas hermanas, ja ja ja ja...); porque contigo aprendí tantas cosas, que necesitaría siete vidas para expresarlo por escrito. Me enseñaste el valor de la disciplina, y bien lo demostraste en la empresa a la cual serviste fiel durante cuarenta largos años, con intrínseca dedicación profesional y certero saber hacer.
Siempre has sabido mantenerlo todo: tu labor profesional,  tu extensa familia, a todos tus innumerables amigos. Amigos mil siempre has tenido, porque sólo un buen hombre puede mantener a todas sus amistades durante tantos y tantos años. Hasta amigos de tu infancia aún conservas, porque eres un caballero que siempre has dado cariño y alegría por donde te dejabas caer. Has dejado huella en cada persona que se cruzó en tu camino, porque la amabilidad, hilaridad, educación y respeto eran y son tu bandera, los adalides de tu arrolladora personalidad.


En mis duros momentos siempre has estado ahí, con la ecuanimidad que dan los años, brillante en tus consejos, como brillante eres tú, porque siempre me has iluminado con tu experiencia y sabiduría, cuando más lo necesitaba.
Has sabido siempre mantener la lucha en los peores momentos de la familia, como el militar artillero que fuiste en Ceuta, irradiando paz hacia los que estaban alrededor sufriendo, y eso es algo muy digno de ti , que sólo alguien grande puede acometer con éxito.
Has sido respetado por todos, y he sido elogiado en infinidad de ocasiones por tener un padre como tú, y no es de extrañar, con esas ingeniosas intervenciones y ocurrencias que tan naturalmente expresas, por ser tan abierto de mente, por ser tan comprensivo y libertario, tan divertido como siempre, con tu humor innato e inteligente, sin mencionar tu refinada educación y cívica, tan necesaria hoy.

y ya no sigo, porque estoy haciendo trabajar mucho a mis dedos de tanto escribir, y sabes que en eso de trabajar, no he salido a ti... pero te quiero igualmente; no te enfades, que hoy es tu día, aunque para mi el día del padre es todo el año, y lo será siempre...

aunque el destino apague tu risa y cierre tus ojos.

Cuidate mucho, viejo, que queremos tenerte muchos años, porque eres la alegría de todos los que te rodean, y tú lo sabes, ¡mamón!, je je je, que el día del padre se te queda pequeño, porque tú, caballero Don Paco... ¡mucho padre eres!