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lunes, 27 de junio de 2011

el espejo


                               A veces tiramos fuerte la piedra... al débil




Ella no salía en spots publicitarios de evidente cinismo, ni en series de televisión de gente adornada más por fuera que por dentro, ni en la portada de ninguna revista del corazón. Ella al nacer, tampoco figuró en el reparto de una tal Afrodita, que se dice diosa del amor y la belleza, pero que para ser una diosa... es un rato injusta y una eternidad hija de puta, con perdón.
Ella tampoco entraba en los planes del guaperas de la clase...  ni en los planes de nadie. Sufrió la burla y el desprecio desde niña. Parece ser que su envoltorio físico no era del agrado colectivo. No encajaba en los cánones de belleza de este mundo del espectáculo, y no menciono a la farándula. El mundo que hemos construido, ya es de por sí un tremendo espectáculo farandulero...

Pidió a ese mundo (mundo con "in" delante) menos de lo que mereció, y a la postre, recibió más desprecios de los que pudo soportar. Su corazón era tan inmenso, que no cabía en su desierto vacío de atenciones; y así decidió una fría noche marchar sola.

Marchó en silencio y no avisó...

Mayca:  tu vida comenzaba a despegar, y ya vivías reclusa de ti misma en la calle de la amargura; calle poco recomendable, llenita de baches y socavones. En todo momento, te hallabas a la espera de aquel sol, tu sol, que últimamente se olvidó de salir a verte. Parecía como si el astro rey, para ti mendigo y en un ataque de amnesia aguda, olvidara asomar rayo de luz alguno por la empañada -de lágrimas- ventana de tu oscura habitación.
Eras tan simpática, como profunda conocedora de tu fisionomía, he de decir poco agraciada, y esa circunstancia te hacía morir varias veces al día, en forma de complejos forjados a fuego en tu mente por aquellos insultos infames que recibías -cual puñaladas traperas- brotando de bocas con la compasión extraviada y mentes carcomidas por la serpiente de la demencia.
Sabías tú, que la semilla del mal germinó alimentada por esos complejos tuyos, fantasmas de tu mente, que a veces sí y otras también, te tenían secuestrada con pérfidas cadenas, bastante pesadas.

Tras unos cuantos pasos de página en el calendario, algo quebró la tensa cuerda que daba cordura a tu psique y decidiste cambiar tu desdicha por otra, de nombre heroina y apellido muerte, añadiendo así más peso a tu ingrato infortunio. Harta ya de mirarte al espejo y no fuera devuelto lo que tu mirada ansiaba ver, decidiste que fuese tu última vena la que abrazase a aquella aguja diabólica, y poner punto y final a la imagen reflejada en tu peor enemigo, según tus palabras... ¡aquel maldito espejo!

Mayca: tu peor enemigo no fue el espejo, no; sino la burla, desdén e incomprensión de una sociedad vacía de la que formo parte, y que aprueba y sobrevalora tanto la belleza externa. Ese fue, en verdad, tu enemigo de sangre, ese que te empujó al desastre cuando caminabas en la cuerda floja, con tan mala suerte de caer en el olvido, como así fue, tan lamentable.Ya puedes tener la mente embadurnada de mierda, que si cumples con los cánones de belleza establecidos, el "mindundi del mambo" se convierte en rey, su alteza... el rey del mambo. ¿Triste?, lo es, y además, es lo que hubo, hay y habrá siempre.

Al son de aquella canción triste -a la cual no supiste dar esquinazo- banda sonora grabada en lo más recóndito de tu pensamiento, y... decides poner fin a tu inclemente barbarie interna. Pones tus alas a volar más allá del viento, a un lugar seguro sin ya cuervos que te saquen los ojos y te recuerden, incesantes de mal, la magnitud de tus viejas heridas, incrustadas en tu alma cansada, hoy ya consagrada al descanso eterno que tanto clamabas.


Mayca, hoy mi canto va por ti.

DEP


Carlos Gómez

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