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viernes, 18 de noviembre de 2011

que el último apague la luz




Busco en el dial alguna noticia que alimente el optimismo, pero no hay manera, siempre me sale la "balada triste de trompeta", además un tanto desafinada, y no en boca de Raphael. Dicen que el buen afinador que la afine buen afinador será, aunque ya no sepa si va a ser verdad, pues ya son muchos años aguantando a tanto entrante monclovita, geyperman de la política venido a bella durmiente. Y lo de "bella"...  es un decir.


Mucho discurso barato y pocas nueces, muy pocas; a tan sólo dos o tres tocas, que hay poco trabajo y bocas no pocas. Hay que ser optimistas, lo intento, que yo cada día tiro y tiro de las cuerdas que liberan optimismos mentales, aunque tales cuerdas estén venidas a menos o más desgastadas. Mucha felicidad ya va echando el cerrojo al igual que el cinturón, más estrecho y maltrecho; cinturón perdiendo trabillas al pantalón.

Andamos un poco hartos y ya salen muchos que atan con cuerda el hueso del cocido para chuparlo, o dí que nos queda crisis que chupar, nos quedaremos en los huesos, no habrá cuerdas para todos y ya no iremos cocidos ni los sábados por la noche, aunque creo que cocido toca el domingo al mediodía, que la suegra lo prepara muy bien  -gratis-  con sopa y allegados  -también gratis-, y sólamente en ese momento me convierto en un hombre a una cuchara pegado. Mi suegra no lo hace en vitrocerámica, pues el precio de la luz ya se ha hecho enemigo de la cartera; cartera con su apretada agenda bien repleta de quedadas y citas a escondidas con mucho chupóptero y otras malas compañías... eléctricas.


La factura de la luz sólo admite un riñón, y para calefacción les vale con los dos...   ¡ahí, con dos riñones! que me estoy planteando calentar los pies con velas...  aunque calentar las velas no calientan una mierda, y es que estamos a dos velas y encima estas son negras, que me las pone la directora del banco; esa que se está marcando un vudú con mi San Pancracio...  que menuda hija de bruja está hecha y menudo nombre tiene el gachó...


Desgraciado el contador de la luz, y desesperanzados cinco millones de contadores que cuentan ya demasiados lunes al sol, con el grillete de la cartilla del paro en una mano y pidiendo a gritos con boca que no se equivoca, pidiendo que pare su tren en el andén del trabajo, que su único pecado es el de ser gobernados por doctorados en estulticia, con máster en avaricia y algún cursillo que otro de "consiga en un mes ser más ladrón que ayer"...


pero menos que mañana...  un mañana para pedir limosna, llanto en pañuelo...
y yo digo que hay más paro que ayer, pero menos que mañana y así me consuelo...


vaya yernos se echa el monarca, ya carca, en nochebuena siempre dando la lata...
harto yo de tanto chorizo, tanto chupón, y tanto gobernante dando por el cacas...


y digo que quito, que pongo, que pongo que quito, aquí mucho poner y poco trabajo
menudos políticos, menuda estafa, quería decirles a ustedes ¡se me vayan al carajo!

habrás deducido que sí, que soy un perfecto idiota compulsivo, o eso dices...
pero me salva la razón que al menos... yo no voy por ahí cargándome paises...


Y yo mismo me pego la etiqueta de idiota compulsivo, con perdón de los mismos, que en el reparto de cerebros fui un momento a echar un cigarro y al volver ya no quedaban sanos...  hoy tampoco queda ni para tabaco, porque al precio que se ha puesto... para comprar un paquete toca pedir un préstamo, aunque los bancos ya no den ni para estancos, a pesar de llevar fumados ya unos cuantos.


A estos políticos tan truculentos, decir que no me cuenten cuentos, y menos inciertos, que a otro perro con ese hueso, porque lo que es este perro... prefiere el pienso, luego existo para ser exprimido como una media naranja, que la otra media es el amor de mi vida, que ella no me las da con queso y con ella no pincho en hueso, con ella pincho en cosas que comienzan en besos...


La inteligencia política sólo se le parece al caviar en el precio, se vende cara...  como cara está la gasolina  -nos birlan por la cara- que yo he decidido coger el coche sólamente cuando el trayecto sea cuesta abajo.
Comer y beber ya es un lujo, pues sin comerlo y sin beberlo hemos topado -disfrutemos lo votado- con las "maravillosas" gestiones de tanto topo, tanto paleolítico hecho político del "tengo un perrito piloto". Ojalá pudiera hacer yo tantas huelgas como los pilotos, y mandar a freir espárragos a algún gobernante que otro; esos que cada cuatro años nos venden la misma moto que se sacan del escroto.

No nos vemos por los bares, sino por las urnas, aunque en los bares se hable mucho de ustedes. Supongo que les deben pitar bastante los oidos... pero mejor no vayan al otorrino, que eso no hay ni otorrino, ni hijo de vecino que lo pueda arreglar. Dicen que tampoco va a haber otorrino que pudiera curar a Es-ñapa ante la falta de olfato de tanto pazguato, gobernante equilibrista de la cuerda floja, que ya cae en la cuenta de ser un perfecto... iba a decir idiota, pero es una rima floja; floja... como la cuerda de tanto equilibrista que nos desequilibra y ahoga.


Tengo dos noticias, una buena y una mala. La buena es que en algún año próximo al siguiente siglo veremos luz al final del túnel. La mala noticia es que quizás nunca la veremos, porque se ha puesto tan cara la luz que a este paso no la va a poder pagar ni Dios...




Carlos Gómez

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